Una infancia a conciencia
por Ángel Albisu
Bienvenidos a una nueva entrega de esta querida sección donde charlamos con varios de los protagonistas de nuestra historieta nacional. En esta ocasión estamos de fiesta. Primero por recibir la décima entrega de Gritando por Ahí: ¡Vamos Historieta Argentina! y por haber entrevistado a un artista que personifica como nadie la infancia de un gran porcentaje de nuestro país.
Clemente "Busu" Montag es un historietista que a tenido el privilegio de trabajar para las dos empresas más importantes e influyentes en la Historieta Argentina: la editorial Dante Quinterno y la multimedial Garcia Ferre. Creando personajes tan entrañables como muy coloridos.
Al contactarnos con él para la entrevista, recibimos una respuesta positiva y un dibujo:
Sin mucho preámbulo, les presentó a nuestro invitado especial.
El Marciano: Para empezar, siempre que entrevistamos a un invitado le
pedimos que haga una pequeña descripción de su persona. De donde es, donde
nació y el cómo se describiría para aquellas personas que tal vez no la
conozcan. Algo cortito.
Montag: Bueno, soy
de familia alemana. Nací el 16 de enero de 1958. Tengo 64 años. Soy canoso,
tengo todavía pelo. Vivo con mi esposa, cumplo 40 años de casado y tengo cuatro
hijos. Mido más o menos un metro setenta y ocho. Y dibujo, y dibujo… todo el
día. Y después los vendo en las convenciones.
El
Marciano: Primera pregunta, ¿Cuáles fueron las primeras lecturas que
hiciste de chico? ¿Cómo fue el proceso por el que te decidiste en hacer
historietas? Como dibujos infantiles, ilustraciones y dibujos en general, que
es a lo que te dedicas.
Montag: De chico leía
las revistas de Disney y miraba el programa Disneylandia, cuando era chico, y
eso me influyo el cien por cien. Walt
Disney fue mi inspirador. Y leía, además, las revistas de Correrías de Patoruzito y Patoruzú. Antes de leer, las miraba, y
ya apenas cuando nací me sentaba en la mesa de dibujo de mi papá. Donde él
planeaba las esculturas, porque era escultor. Así que esas revistas y la
televisión fueron gran inspiración para mí.
Yo dibujaba y todo dibujo mis padres me lo guardaban. A
partir de los ocho años yo me hice de una carpeta, que aun la tengo, que es la
que lleve a la editorial de Dante
Quinterno. La cual la vio el mismo Dante Quinterno y me tomó como empleado
cuando tenía 13 años.
El
Marciano: Es curioso que menciones lo de Walt Disney y las Correrías
de Patoruzú porque, más adelante, coincide que trabajarías con esas dos
influencias y hasta llegarías a trabajar con el mismo Dante Quinterno. ¿Cuál
fue, por decirlo de una manera, tu primer trabajo profesional? Por el que te
pagaron.
Montag: Yo lleve
mi carpeta cuando tenía 13 años a la editorial Dante Quinterno. Él mismo Dante
Quinterno vio mi carpeta que estaba llena de dibujos y me preguntó si quería
trabajar para ellos. Que me darían de ilustrar un cuento humorístico y yo le
tenía que hacer la ilustración. Contentísimo lo hice y les encantó. Y comencé a
trabajar a tempranísima edad, ya a los 14 años recién cumplidos, era empleado
de la editorial de Dante Quinterno. Donde me pusieron a cargo de Eduardo Ferro. Un gran dibujante. Así
que… toda una vida en la mesa de dibujo.
Bueno, yo siempre fui mayormente dibujante de revista. Ósea,
trabaje para Dante Quinterno, para la revista Humor, revista Rico Tipo
segunda época, hice también cosas para Billiken
y finalmente me quedé con García Ferre,
que me ofreció un buen sueldo y ahí fue donde hice mis personajes Coco y Cilindrina, Floripi, Nubecito, etc.
Ósea, publique mucho en revistas. Se edito un libro de Coco y Cilindrina.
Trabaje en Europa también para revistas.
Agrego que la editorial Dante Quinterno era la que publicaba el Patoruzú que salía semanalmente. Junto a las Correrías de Patoruzito, las Locuras de Isidoro y las Andanzas de Patoruzú. Yo allí trabaje un largo tiempo también. Donde termine haciendo las tapas junto a Dante Quinterno. Que hacia un boceto muy rápido, llamado raft, y yo se lo terminaba prolijamente. Lo pasaba a tinta y lo coloreaba con temperas.
El
Marciano: Al ser un autor que fue testigo de una época en la que
existía una gran cantidad de revistas con historietas argentinas. Con solo ir a
un kiosco de revistas. ¿Cómo ves a la historieta actualmente? ¿Lees autores que
se estén publicando actualmente? ¿Cuáles son los autores que más te gustan?
Montag: Me gusta
mucho hoy la línea y lo sigo por Facebook y por Instagram a Sejo Delgado y Pablo Barbieri, el guionista. Que me gusta mucho el estilo que
tienen.
En aquel tiempo cuando yo era joven los quioscos estaban
llenos de revistas. Ósea que había mucho filtro y no cualquiera entraba en una
editorial. Por gracia de Dios yo pude hacerlo e hice toda mi carrera en
editoriales.
El
Marciano: Ahora quisiera indagar un poco en tu larga experiencia como
humorista, sobre todo durante el tiempo que trabajaste para las revistas Rico
Tipo y Humor; ¿Solía haber algún filtro para los chistes? ¿Había algún editor
que dijera “Quiero un chiste de esto” o “No podes hacer un chiste de esto
otro”? ¿Existía ese criterio o en tu caso todos los chistes que presentabas los
aceptaban?
Montag: Mira, en lo
que respecta a Rico Tipo, sabía que
los chistes tenían que tener un poco de contenido erótico. Entonces yo me
avocaba a pensar cosas con chicas, y bueno, que sean chistes humorísticos,
graciosos y sexis, sin pasarse de la raya, que no cayera en lo pornográfico,
para Rico Tipo. Ese era el consejo de (Eduardo) Ferro, que lo dirigía, y después de un dibujante que firmaba Rafael. Así que yo hacía chistes así, eróticos
pero sanos, vamos a llamarlos así (risas).
Con respecto a Humor,
tenía mucha libertad porque era una época donde la revista estaba dirigida, con
una edición y un estilo en contra de los militares que gobernaban el país en
ese momento. Entonces al ser una revista política yo le llevaba a Andrés Cascioli chistes políticos en
contra de los militares, donde los caricaturizaba, etc. En mis páginas de
chistes.
Siempre en las editoriales hay un estilo y uno se tiene que
abocar a lo que es. Por ejemplo, en Anteojito
que era una revista infantil y mi vocación termino por ser dibujante de
personajes infantiles. Entonces eran historias muy inocentes, se podría decir,
pero a García Ferre le gustaba mucho
Coco y Cilindrina, porque tenían una
dosis de locura que en ese momento no se usaba y era todo muy, vamos a decir,
chato en lo creativo y lo mío era algo dislocado, loco. Coco y Cilindrina habitaban países y planetas con una locura
tremenda en sus personajes y eso a él le encantaba.
Pero también hice personajes donde el ambiente que
desarrollaba era el bosque. Con Jaleín,
la abejita era un bosque donde ella se transformaba en la súper abeja. Pero
también iba a otros mundos, yo le daba mucha fantasía, con Aletino.
La tira de Nubecito,
que era un ángel, yo había leído el libro “Ángeles” que lo escribió un
norteamericano llamado Billy Graham y
me toco mucho. Así que me inspiro para hacer Nubecito.
Floripí, una mezcla de bruja y adita, que todo lo que veía mal lo transformaba en bueno. Tuve otros personajes también, como Bu, el Fantasmita y Tachu, el robotito de lata con corazón de oro. Después de estar muchos años empleado trabaje para Planeta De Agostini donde hice doce tomos de La Biblia para niños.
El Marciano: La siguiente pregunta tiene que ver con su etapa trabajando con Manuel García Ferre. Donde no solo trabajo dibujando para las revistas de Anteojito sino que además, y esto lo compartió hace poco en sus redes sociales, ilustro también los storyboard para la serie animada de Hijitus. Mi pregunta es, ¿Cómo lo conoció a García Ferre? ¿Qué otros trabajos realizaba para la empresa?
Montag: Cuando yo me fui de la editorial de Dante Quinterno. Que ya estaba cansado de dibujar los personajes de Patoruzú, Isidoro, etc. En ese momento yo ya tenía personajes míos, como dije anteriormente, Coco y Cilindrina, Floripi, Nubecito, muchísimos.
Yo lleve mi carpeta a la revista Anteojito después de pasar por Billiken, donde el director de arte me dio trabajo cuando salí de la editorial de Dante Quinterno. El director de arte Ricardo Colangelo me dio trabajo, fue una persona extraordinaria, le gustaron mis dibujos y me dijo: “Sos creativo porque no vas a visitar a García Ferre, porque creo que le van a gustar tus historietas”. Así que fui allí, lo encontré, él se llevo mi carpeta con las historietas. Que yo ya las tenía terminadas, ósea, no le llevaba un plan solamente de contárselo. Eso no le gusta a los editores ni a los empresarios, hay que llevarle cosas concretas, terminadas, cocinadas. Viste. No le gustan eso de “Mira, yo tengo una comida que la voy hacer con zanahoria, etc., etc.” (risas). Yo ya lleve mis historietas de Coco y Cilindrina, toda una historieta, creo que eran dieciséis páginas o más, no me acuerdo, y él me dijo “Tenes todo hecho, hasta el color.” Si, le dije, tengo todo. Y dijo “Bueno, solo voy a leer las historietas y te voy a contestar en unos día”.
Así que la respuesta fue positiva y entre a trabajar con él, con mis historietas, que también me las publicó en España. Donde también hice un personaje que se llamaba Panchuflo, que acá nunca salió pero si allá en Europa.
Cuando se hizo Hijitus, que se hizo por los años 1960, y después en los 90’ y pico; él me dijo (García Ferre) que lo ayudara con las ideas. Ósea que era un storyboard donde tirábamos las ideas con García Ferre, también estaba Néstor D’Alessandro, que no andaba muy bien de salud. Con García Ferre trabajamos mucho porque yo trabajaba directamente con él en esta época de los años 90’. Para mí fue muy bueno porque trabajar con él era muy inspirador.
Yo tiraba ideas y él decía “Me gusta, vamos agregarle tal cosa”, así salían los capítulos y más adelante no se hicieron más, cerro la editorial y la productora. Pero, bueno, yo trabaje alrededor de veintisiete años allí. Y fue la verdad que la época más hermosa de toda mi carrera. Porque me pude desarrollar con mis personajes. No estaba dibujando personajes de otros sino mis personajes. Y siempre hice los guiones yo, nunca me los hizo otro, eso fue un consejo de Dante Quinterno. Hace tus ideas que eso es muy importante.
Eso no quiere decir
de que no se deba trabajar con un guionista, porque hay dúos maravillosos de
guionistas y dibujantes y sale un producto maravilloso. Pero en mi caso, el
consejo de Dante Quinterno, era que me ejercitara en hacer guiones. Ósea,
comienzo, nudo, desenlace, final. Y eso, bueno, fue muy bueno porque no
dependía de un guionista que tenía que llamarlo. Sino que bueno, cuando uno
hace todo integral, en mi caso, es muy positivo. Por eso repito, se trabaja muy
bien de a dos.
El
Marciano: Entonces, repasando un poco, en aquel periodo donde dejaste
de trabajar con Dante Quinterno y fuiste a la editorial de Manuel García Ferre,
ya tenias a tus personajes de Coco y Cilindrina. Así que vamos hablar un poco
de ellos. ¿De dónde nació la idea de crear a Coco y Cilindrina? Que al pie
tenía una frase que decía, “Una moto a conciencia”. ¿Cómo surgió la idea de
darle vida a una moto con vida y su compañero?
Montag: Yo de muy joven apenas pude ahorrar el dinero, tendría 18 años, y me compre una moto. Una Zanella Sapucai (risas) y viví siempre enamorado de las motos. Fui comprándome motos un poquito mejores con el paso de los años, siempre ahorrando, mejorando en la calidad de las motos. Hasta llegar a una moto grandecita, con esa moto me fui a San Martin de los Andes, yo en ese tiempo trabajaba para la editorial Dante Quinterno e iba creando personajes, primero cree a Floripi y en un viaje, vuelvo a repetir; a San Martin de los Andes. Estando allí me fui a comer un sándwich para descansar y en la guantera de la moto, que levantaba el asiento, ahí tenía hojas, bolígrafos y lápices como todo dibujante debe llevar (risas). Y se me ocurrió, fue como un momento de inspiración en que la miraba a la moto y esta me miraba también, en una especie de enamoramiento, y fue entonces que empecé a notar que la caricatura que hice de la moto, por supuesto muy deformada y simpática, mucho más simpática, esta era una moto grandota.
Cilindrina es una moto humilde y sencilla, y Coco Bochotesta, un italiano que era barrendero, y comienzan ahí las aventuras. ¿Porque es una moto a conciencia? Porque es una moto que respeta todas las señales de tránsito y respeta todas las leyes que hay que tener en cuenta en la calle. Pues, cuando yo tuve que rendir el registro me trague el libro de enseñanzas de cómo transitar en la calle. Entonces se me ocurrió que, bueno, hacer las cosas a conciencia, bien hechas. Por eso estaba cargada, en vez de nafta, venía de otro planeta donde todas las motos, todas esas Cilindrinas, estaban cargadas con electro conciencia. Y los que la manejaban, si vos agarras los primeros números, son personas que no son de mucha viveza. Yo los hice medio como que la moto era la que maneja la cuestión. Como en las parejas, donde la mujer es la que maneja todo (risas).
Entonces de ahí salió una moto a conciencia. Y bueno la historia es hermosa. Ahí en el libro donde están las primeras páginas se muestra quien era Coco, una persona humilde que vivía en una casa de chapa. Es lindo que ustedes lo lean, no quiero contarles todo yo. Para mí, las motos que veo por la calle estacionada, siempre las observo y anhelo volver a usarlas aunque yo ya estoy un poco grande, además de que tengo un problemática de colon, algo leve. Ya que no puedo estar mucho tiempo sentado como cuando fui a San Martin de los Andes (risas).
El
Marciano: ¿Cómo inicio tu colaboración con Emiliano Raspante? Ya que en preguntas anteriores comentaste que
siempre fuiste alguien que trabajo de manera individual en sus historias.
Porque desde hace un tiempo Emiliano se encarga de darle color digital a varios
de tus dibujos.
Montag: A Emiliano
Raspante lo conocí cuando estuve dibujando en la Feria del Libro. Él fue a la
feria y me visito, ahí nos conocimos. Tomo un dibujo mío y me lo coloreo, a mí
me pareció extraordinario el color digital que hace este muchacho. Así que
siempre me pinta mis dibujos porque yo ya no pinto tanto como antes. Si bien
coloreo algo, me gusta muchísimo el color digital bien puesto. Emiliano
Raspante es un gran diseñador, profesor de la facultad, aunque es tan joven; y
colorea magistralmente. Entonces las cosas que uno puede ver en Instagram y
Facebook, que son los mismos dibujos, están coloreados por él. Así que cuando
tiene tiempo me pinta los dibujos.
El
Marciano: Coméntanos un poco, ¿Qué es la BANDA DIBUJADA? ¿Cuáles son los objetivos que persigue?
Montag: Bueno, Banda Dibujada es un movimiento cultural compuesto por dibujantes, guionistas, maestros y bibliotecarios del cual soy parte, con mucha alegría. Y nos dedicamos a ir a colegios y damos talleres de historieta. Enseñamos las técnicas, los chicos dibujan, haciendo su propia historieta y es maravilloso verlos con tanto entusiasmo. Eso es lo que hace Banda Dibujada. Generalmente iba con un muchacho quien daba la teoría que falleció, Fernando Gómez, y ahora voy con César Da Col, que es un gran profesional y gran amigo. Y damos estos talleres en los colegios que nos llamen. Yo también doy talleres particulares, para el que me llame, y siempre le comento a Banda Dibujada por si me llaman de alguna provincia, que es muy interesante. He dado talleres en varias provincias. Mi taller se llama El lápiz a la obra.
Y bueno, vamos a ver ahora después de toda esta pandemia
si todo se moviliza para que yo también pueda viajar, como lo he hecho. Ya que
las provincias están muy carentes de talleres de comic e historietas.
El
Marciano: Llegamos a la última pregunta. Te agradecemos infinitamente
todo este tiempo que nos estas cediendo para contestar algunas preguntas,
tiempo que podrías estar dibujando tranquilamente (risas). ¿Qué significo para
vos, como autor de tantos años dentro del rubro de las historietas infantiles y
del humor, el homenaje de Banda Dibujada en 2018 cuando te otorgaron el Premio
a la Trayectoria?
Montag: Fue realmente maravilloso, yo tengo aquí la estatuilla, ahora la estoy mirando. Porque fue una decisión de muchos dibujantes que me votaron. Entonces me reconocieron con un historietista de muchos años con una gran trayectoria. Fue un homenaje hermoso que me han hecho con esa estatuilla. También, esto es muy importante, Javier Rovella, que su personaje se llama Dante Elefante. Me ha hecho también un homenaje con una estatuilla que me la dieron y estaba llenísimo de gente que me aplaudieron, porque, bueno, yo fui de mucha bendición en su vida al crear Coco y Cilindrina y él de chico copiaba lo que yo hacía en las revistas. Así que me homenajeo también en su escuela. Y todos los niños dibujaron mis personajes. También el movimiento Dibujados me reconoció con un diploma. Después tengo otro más de una escuela en Morón, que me ha dado un pergamino y es una risa, porque también estuve viviendo en Dublín, Irlanda. Donde participe en un, vamos a decir, encuentro de artistas. En el que me dieron un pergamino que acá tengo en ingles (risas) todo mojado por la llovizna, la clásica llovizna irlandesa.
Pero el más importante, la verdad, son los de Banda Dibujada y el de Javier Rovella. Todos son importantes. Pero estos dos para mí tuvieron mucha emoción porque fue mucha gente y también yo pude ir con mi familia. La que ahora tengo medio dividida, porque tengo dos de mis hijos en Alemania y los otros dos acá en Argentina, a punto de irse. Y siempre tengo una tristeza y melancolía muy grande porque acá me falta trabajo. Ósea, es muy incierto mi día a día en mi arte. Porque bueno, yo ya no vivo esa época dorada de tanto trabajo y faltan colegios que no están llamando, y no hay un movimiento cultural muy grande. Yo hace poco estuve en Art Media que es una feria importante que se hace mes a mes. Yo pude estar dibujando junto a mucha gente. Y eso es bueno para los que puedan llevarse unos pesitos para comer.
La profesión mía es de dar mucho pero no sé si el país puede retribuir en forma económica al artista. Ósea que estamos pasando un momento muy difícil en lo que se refiere al papel impreso al dibujante. Yo puedo decir que mi hija me quiere llevar afuera para no pasar necesidades por falta de trabajo. Y mis hijos me pueden hacer un lugarcito para vivir con mi señora, pero allá no está Patoruzú, no está Anteojito, no está Hijitus. Y bueno, no todo es dinero. Acá la cuestión económica está muy mal. Si yo tengo que migrar a otro país eso me va costar muchísimo porque nadie conoce a nuestros personajes en Europa, o muy poquito se conocerá, no sé.
Con esto quiero finalizar, haciendo un llamado a que la cultura se promueva y se invierta dinero. Porque es muy triste para dibujantes como yo que han trabajado tanto y por tantos años, dando historias a la gente que me dice “Me hiciste feliz” y yo tenga que estar poniendo un aviso para poder comer.
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